Joaco camina (y pinta) por la ciudad, decidido a recuperar el amor de una chica, los trazos de sus grafitis robados de las calles y el honor en una disputa que lo persigue. Sus merodeos irán delineando su propia historia, pero además conformarán una sinfonía inquieta y ecléctica de Buenos Aires a través de las búsquedas de sus criaturas y las canciones que ilustran sus noches.