En 1849, en las isla francesa de Saint-Pierre, cerca del Canadá, dos hombres borrachos cometen un crimen absurdo. Uno de ellos es condenado a muerte, pero debe aguardar a que llegue la guillotina desde la Martinica. Durante los meses de espera, el reo ayuda en sus obras de caridad a la esposa del capitán del la guarnicion, la cual lo protege y sólo ve en él bondad y sencillez.